Tengo 54 años. Nací en Estrasburgo y soy doctor en odontología y creador de la descodificación dental, que ahora llamamos psiconeurodontología. He comprobado que tomando conciencia de los asuntos del espíritu se detienen los problemas dentales. A mis cursos asisten odontólogos, otros profesionales de la salud y personas que buscan conocer mejor su inconsciente y el de su árbol genealógico.
¿Qué ha motivado la aparición del término ‘psiconeurodontología’?
La necesidad de cambiar de nombre ha sido facilitar mi aproximación a la Universidad, porque mis viajes al extranjero me han dado la ocasión de ser invitado por facultades para expresarme ante los estudiantes y el decano de una facultad me propuso poner en marcha algo más científico. Psiconeurodontología nos explica en una palabra lo esencial de lo que yo hago. Un vínculo entre la psique y la odontología, y se añade ‘neuro’ para incluir la dimensión cortical neurológica de todo el sistema nervioso. Entonces es un vínculo entre esos tres niveles: el diente es un espejo en el que veo la psique y que está vinculado a la neurología.
¿Nos olvidamos entonces del término ‘descodificar’ o lo seguirá usando?
Se queda. La palabra descodificación nos explica que un signo se transforma en palabras. Así que en los dientes tenemos un código que es incomprensible, y descodificar es pasar de este código a una expresión clara. Una caries es un código del inconsciente para decir algo no va bien. La descodificación es tomar ese código y transformarlo en palabras para que la inteligencia lo pueda entender. Así que seguimos hablando de descodificar. El título cambia a ‘psiconeurodontología’ pero el contenido es el mismo.
Hay gente a la que le interesa la base científica de lo que aprende. ¿Qué les diría sobre la formación en psiconeurodontología?
Un profesor de universidad me dijo: “¿Por qué crees que lo que haces tú no es científico?” “Porque me lo dicen”. “Ok, ¿has experimentado lo que haces?” “Si”. “¿Has tenido más de 36 casos de experiencias?” Yo dije, “sí, tengo más o menos 15.000”. Entonces me miró y me dijo, “tú has mirado la vida, has tenido una pregunta, has tenido una hipótesis de respuesta, y esa hipótesis la has confrontado a la vida para ver lo que la vida te responde. Si tienes más de 36 respuestas positivas, tienes derecho a la denominación de procedimiento científico”.
En cuanto a reconocimiento institucional recibí un premio de excelencia científica por mi trabajo, y debo decir que también hay a nivel del mundo científico oficial una enseñanza que se llama la psiconeuroendocrinoinmunología que se enseña en facultades de Milán y en otras facultades del mundo, y que reconoce que no hay ruptura entre la psique humana, los estados psicológicos, la actividad neurológica, la actividad endocrinológica y la actividad inmunológica. Esto quiere decir que la medicina, que ha querido conocer el cuerpo humano, empezó como tenía que hacerlo. Cortar el cuerpo en pedazos, y cada especialista se ocupó de su pedazo, pero hoy en día un movimiento normal de inteligencia junta todos los datos de cada explorador en una imagen global del humano, y la psique humana, lo que el humano conoce como la psicología, forma parte del ser humano. Es porque somos humanos que tenemos una psicología y como tenemos una psicología somos animales de la especie humana.
¿Qué puede aportarle a alguien esta disciplina?
Para todos los seres humanos la psiconeurodontología es un descubrimiento de uno mismo, un encuentro con uno mismo y un conocimiento de uno mismo. La diferencia es que es el encuentro de lo que no sé de mí.
Por ejemplo, según los estudios de la OMS todos los seres humanos de la Tierra tienen al menos una caries. Entonces, para todos los seres humanos de la Tierra tengo palabras para ellos en función de su caries. El individuo que tiene una caries piensa que es una interacción material con el mundo lo que ha hecho que tenga la caries. Una interacción con el azúcar, con el alimento, con un mal cepillado, es una interacción material. Lo que la psiconeurodontología aporta es darle la información de que su caries es el resultado de una interacción verbal con el mundo. En su relación humana tuvo un shock y el resultado de ese shock fue su caries, y eso es lo que le puedo enseñar de él.
Una caries muy clásica formada desde la infancia, hacia los ocho años, es la caries en la parte de arriba del diente número seis abajo a la derecha. El diente número seis es el primer molar grande, que va a salir en la boca a la edad de seis años más o menos y que muy a menudo va a tener caries. Lo que el niño entiende del mundo es que come demasiado azúcar o que no se cepilla. La psiconeurodontología le va a decir a ese niño que en realidad hay algo en él que espera palabras para nutrirlo y que son palabras de su padre que le diga “estoy orgulloso de lo que haces”. Es lo que llamamos consideración, y la consideración es un pedazo, un trozo en la visión inconsciente, es una presa que tengo que atrapar, y no llego a ella. Entonces aparece la caries. Entonces si el padre le dice esas palabras al niño la caries se para, aunque no se repara. El tejido perdido no va a volver pero el proceso de destrucción se para, y únicamente el dentista puede volver a poner materia en el agujero.
¿Esto quiere decir que el trabajo odontológico que se hace actualmente sigue siendo necesario?
Si. La psiconeurodontología desde hace 15 años la veo en un triángulo en el cual está el dentista, un paciente y esta especialidad. Nunca la he visto en el sitio del dentista. Mi objetivo no ha sido quitar al dentista y poner la descodificación o psiconeurodontología, sino añadirla.
¿Que alguien conozca más de sí mismo a través de los dientes es una ayuda para tener mejor los dientes o ayuda a la persona en general?
Le ayuda en su vida en general. Por ejemplo, en el caso anterior del niño, a partir del momento en que el individuo entiende que hay una parte suya que necesita esas palabras ya sabe y puede cambiar toda su vida porque mientras no lo sepa, sin darse cuenta va a querer ir haciendo cosas diciéndose “cuando haya hecho esto mi padre me lo va a decir” pero su padre no se lo dice. Entonces toda su vida está en el eje de recibir eso, y a partir del momento en que le digo no, lo que esperas es esto, ve a hablarlo, ve a ver a tu padre y dile papá necesito saber si estás orgulloso de lo que he hecho. Y lo que eso va a cambiar en su vida es liberarle tiempo para vivir y para hacer otras cosas.
¿Cómo pasó usted de ser un odontólogo tradicional a desarrollar este conocimiento?
Tuve la suerte de no ser nunca tradicional (risas). Desde el inicio de mis estudios las observaciones que hacía provocaban preguntas en mí que no encontraban respuesta. Cuando era estudiante en la facultad los primeros pacientes que miré me permitieron observar la particularidad simétrica de la caries. Es decir, varios pacientes tenían una caries en un diente y otra caries en el mismo diente del otro lado de la boca en el mismo sitio. Varias observaciones idénticas y única pregunta, ¿qué es lo que provoca esto? Que la caries se limite a dos sitios idénticos, en el mismo diente pero al otro lado… Y desde ese momento comencé a buscar qué es lo que daba una simetría en el cuerpo, qué es lo que relacionaba la derecha y la izquierda, etc.
¿La búsqueda fue a través de preguntas a pacientes?
No, al principio yo me hacía preguntas y buscaba la respuesta en la acupuntura, la medicina china, la homeopatía, la osteopatía, la kinesiología… Todas estas investigaciones diferentes del cuerpo humano que habían descubierto particularidades en función de la mirada que ponían, y mi cerebro fue sumando todas esas cosas, hasta que un día tuve una hernia discal y pensaba que la había solucionado a través de técnicas normales, pero tuve una recidiva, y ahí es donde me dije, “esta hernia discal no es mecánica, me viene de algo mío”, y me encontré con alguien que me explicó que la biología reacciona a emociones que no escuchaba, que no las dejaba salir, y que solamente encontraba ese medio para expresarse. Desde ese día entendí que tenía que cambiar mi pregunta sobre el diente porque preguntaba siempre cuál es el error que mi paciente ha cometido para tener una caries, y desde ese día cambié la pregunta por ¿cuál es el interés para mi paciente para tener esa caries? ¿De qué le alivia? Y a partir de ahí empecé a tener las respuestas que confrontaba con la realidad de mis pacientes, y ahí es cuando empecé a preguntarles.
¿Y por curiosidad con qué pieza dental conectó esa hernia discal?
Ah, no era una pieza dental, porque eso es otra cosa, pensamos a menudo que hay un vínculo binario entre un diente y un pedazo del cuerpo, y esto provoca este tipo de preguntas. Pero en realidad no. El punto común entre un diente y un sitio del cuerpo es una emoción común. Y esta emoción, que es la misma, en función de su aspecto conceptual o bien va a quedarse en la materia del cuerpo o bien va a elegir un diente para expresarse, porque el diente tiene esa diferencia: va a tener la necesidad de nutrirse de lo conceptual. La ‘consideración’ es algo conceptual, es un alimento del espíritu humano, no del estómago animal. Dicho de otra forma, el animal va a atrapar una gacela. La gacela es concreta, existe o no existe. La consideración no, ningún animal se llama ‘consideración’.
Se refiere a lo que el niño del ejemplo anterior querría ‘atrapar’. ¿La consideración en forma de palabras de su padre…?
Sí, eso sería el nivel conceptual y se expresaría con una caries en el diente número seis.
¿Cómo hace alguien que quiera aprender psiconeurodontología?
El primer mecanismo es tomar conocimiento de los elementos de base, que hoy ocupan tres seminarios. Cinco días, cinco días y tres días. Y en esos trece días en total están las bases fundamentales que nos permiten ver el diente en relación con la psicología humana, con el espíritu humano, con la dimensión mental del ser humano. Pero el individuo que ha aprendido estas bases todavía tiene algo de camino por delante para poder practicar la psiconeurodontología, aunque ese camino también se puede hacer.
¿Es necesario ser profesional?
A esta base puede acceder todo el mundo, porque considero que todo el mundo tiene que conocerse, pero si alguien quiere aprenderlo para practicarlo hoy yo sé que al menos hay que ser dentista, porque es complicado. Mirar una radiografía, reconocer un diente, comprender su forma en relación a una forma normal…, y toda descodificación empieza por un diagnóstico y el diagnóstico es la obra de un profesional. Pero en los cursos iniciales hay tanto odontólogos como personas que no lo son.
¿Los participantes en los cursos se llevan también información sobre qué dicen de ellos sus propios dientes?
Sí porque en esos cursos de base los alumnos llevan su radiografía dental, y en un momento dado, en algunos casos, voy a proyectar su ‘radio’ y voy a hacer una lectura de su boca y entonces van a descubrir cosas que están en su inconsciente y van a salir con el conocimiento nuevo de la existencia de eso en su psique.
¿Puede contar un episodio que ilustre esto?
Un alumno que proyecto su ‘radio’ y yo siempre pido “¿qué es lo que quieres que mire?”, “¿en qué parte tuya y de tu vida querrías que te ayudara?”. Entonces me dice, “cuando hago algo hago una parte y me paro, vuelvo a empezar y me paro, y vuelvo a empezar y me paro”. Miro su radiografía y le pregunto sobre su árbol genealógico y descubro que muchos niños de la genealogía han perdido a su padre muy temprano, incluido él. Y le digo esta frase: “el tiempo no duró suficientemente”.
El niño que a los 11 años ve cómo muere su padre hubiera querido que eso durara más, ¿y cómo hago que esos once años duren más? Los voy cortando a trozos, y voy viendo un trozo de vez en cuando, como los episodios de la tele, una hora una vez a la semana. Hay diez horas de serie de tv pero va a durar diez semanas… y esta información es nueva para él. Comprende así que su comportamiento era la búsqueda de una solución a un sufrimiento, y hoy tiene la libertad de poderlo hacer de otra manera.
¿Que un individuo descubra aspectos inconscientes propios tiene repercusión también en su familia?
Sí, siempre. Pero el individuo no debe trasladar esa información a su familia, creo que hay que ser capaz de escuchar cosas cuando se tiene la capacidad de recibir esa información. No puedo comer un bistec de 500 gramos a las dos del mediodía si he comido a las doce. No puedo. No es que sea tonto, es que no puedo. Esos 500 gramos tengo que estar preparado para comerlos. Una información es lo mismo.
¿Y por qué es bueno para la familia si la persona no va a trasladar la información?
Porque ella o él va a cambiar su visión de sí misma gracias a esa información. No se vuelve otra persona, se vuelve más ella misma, y su relación con esa familia va a cambiar, y entonces algo va a cambiar también en la familia.
¿Esta formación sirve para trabajar con niños?
Sí, pero mucho más que a los niños va a servir a los padres. Prefiero dar esta información a los padres para que lleguen a conocer a su niño. Muy a menudo un padre mira a su hijo diciendo “es mi hijo, yo sé cómo es, soy su padre”. Y es ahí donde digo no, nuestros niños no son otra versión de nosotros mismos, son otro, y la psiconeurodontología me permite descubrir quién está ahí.
¿Usando la ortopantomografía del niño?
Sí, pero tengo que esperar a que el niño tenga 14 años. Si el niño tiene problemas antes de los 14 años utilizo la radiografía de su madre, y de su padre si es posible.
¿Esto quiere decir que un profesional que trabaje con niños puede aportar soluciones a un problema del niño a través de la psiconeurodontología?
Si, para mí lo hago siempre, muy a menudo tengo gente que viene a verme porque su niño o niña tiene un problema, y como el niño tiene un problema aparece el problema de la familia. Solucionamos el problema de la familia y el problema del niño desaparece.
¿Con una ortopantomografía de un bebé usted tendría información de su futuro desarrollo?
No se puede hacer una ortopantomografía de un bebé. Tengo que esperar a que tenga 14 años, y no puedo tener una visión de su futuro, puedo tener una visión de aquél que visiona un futuro.
Se refiere a su inconsciente…
Si. Es el inconsciente quien nos lleva hacia un futuro, pero de qué va a estar compuesto el futuro no lo sé, lo que yo sé es que muchos de nuestros proyectos futuros están hechos para sanar sufrimientos de nuestro pasado. Yo tengo mi pasado pero también el pasado de los míos, si comprendo el pasado de los míos ya no necesito tener un futuro para sanarlo, soy libre para otro futuro, el mío.
¿Se aprende lo relativo a piezas dentales o también a otras enfermedades de la boca? ¿Podría poner un ejemplo?
También se descodifican las enfermedades de la boca. Un ejemplo… las aftas. La primera cosa que descubrí es que si tengo una enfermedad en la boca es que en mi relación con alguien tengo una sensación de sumisión. El afta, por ejemplo, nos expresa el conflicto gregario universal: todo ser humano necesita a un grupo para sobrevivir. Necesito a un grupo que me vaya a dar de comer, y a nivel profesional es muy fácil de comprender. Necesito ser empleado, tener un empleo que me vaya a dar dinero, que me permita comprar para comer. El cerebro eso lo sabe. A mi superior jerárquico que ha firmado mi contrato de trabajo el inconsciente lo ve como un dominante porque tiene el poder de decirme sí o no. Si me dice sí yo trabajo, tengo dinero y tengo para comer. Si me dice no ya no tengo más dinero y ya no tengo para comer. Entonces es dominante. Después sabemos que cuando vamos a una entrevista de trabajo tenemos que estar bien vestidos, tenemos que presentar un currículum vitae, una imagen, y es esa imagen la que me va a permitir entrar o no. A partir del momento en que entro los años van pasando y me doy cuenta que mi jefe me desprecia y me dice cualquier cosa, pero no puedo reaccionar, me tengo que callar para conservar mi imagen de empleado modelo, servicial, amable, pero en el interior tengo otra verdad, y esa lucha entre la imagen que me ha permitido entrar en ese grupo y mi verdad que tengo ganas de decir me va a dar un afta, porque no le puedo decir mi verdad. Esto es el afta, conservar la imagen que me ha permitido entrar en ese grupo para poder comer.
¿Y qué tiene que hacer alguien que tiene aftas?
Darse cuenta de ese mecanismo porque lo vive sin darse cuenta. Pero la película es evidente y la va a ver, y tiene elección y no va a sufrir más, porque al día siguiente cuando el jefe le vaya a hablar mal va a tener una sonrisa porque se acuerda de lo que le he explicado, e incluso si se calla se va a reír de todo lo que ocurre. Entonces no tendrá más aftas. Eso no quiere decir que tiene que decir todo lo que piensa, pero se va a callar comprendiendo por qué se calla.
¿Cuáles son las próximas convocatorias de formación en psiconeurodontología?
La próxima formación es en Barcelona y se llama ‘El ciclo del espíritu’. Es otro descubrimiento al que me ha llevado la descodificación dental o la psiconeurodontología, como la llamaremos a partir de ahora: el conocimiento de los dientes, la comprensión del vínculo entre el diente y la psique humana. Se llama el ciclo del espíritu, y está basado en una noción universal: en todos los seres humanos del mundo hay un ciclo idéntico. A los tres años todos los niños del mundo tienen veinte dientes de leche, a los seis años todos los niños del mundo tienen el primer molar, a los doce años todos tenemos el segundo molar, entre el primero y el segundo todos los dientes de leche han cambiado por dientes definitivos, y todos los seres humanos entre los dieciocho y los veintiún años tienen una muela del juicio que tiene que salir. Entonces tenemos de manera universal el tiempo cero, que es el nacimiento; tres años, veinte dientes de leche; seis años, un molar; doce años, un segundo molar; dieciocho, un tercer. Y esto es un ciclo. ¿Qué es lo que nos cuenta? La aparición de cada diente expresa una maduración de la función neural y entonces un despliegue de nuestra psique. Nuestra visión del mundo cambia, nuestra visión de nosotros mismos también, es una maduración y esta maduración está en un ritmo para todo el mundo. Es el ciclo del espíritu, y el conocimiento de ese ciclo es una ayuda terapéutica extraordinaria.
¿Una ayuda terapéutica para la propia persona o para un profesional que haga terapia?
Las dos cosas. Además de aprenderlo como herramienta terapéutica, la persona va a comprender muchas situaciones que le han llegado en su vida y que hasta ese momento no tenían sentido, y eso va a tomar un sentido y va a ser extraordinario. No es un curso vivencial, es un curso académico, pero voy a hacer también un seminario de cinco días de experiencia del ciclo del Espíritu, y ese seminario sí es vivencial y residencial. Ya no será una enseñanza escrita sino una experiencia directa. He hecho muchos cursos experienciales pero no en el mismo tema.
Ya que hablamos de espíritu, ¿la psique y el espíritu es lo mismo?
No, la psique es una estructura, el espíritu es una dinámica. El espíritu es un movimiento permanente, es el vehículo de intercambio de informaciones. San Juan en la Biblia dice “El espíritu es el vehículo capaz de llegar a Dios”. Es un vehículo y se mueve. La psique es una estructura, en la cual informaciones vehiculadas por el espíritu se van depositando o no. Para que una información del espíritu se ponga en la estructura y actúe tengo que ser consciente.
¿Entonces para aclararme, en qué partes ve usted un ser humano?
Un cuerpo y un espíritu, y entre los dos un mental. Y diferencio en la noción mental entre un mental inferior, en el cual suceden acciones intelectuales destinadas a comprender el mundo terrestre y a interaccionar con él, y un mental superior en el cual hay una actividad intelectual destinada a comprender el Cielo y no la Tierra.
Ahora hay máquinas que miden el campo energético de cada persona, ¿este campo tiene que ver con su espíritu?
No. El campo energético es natural, es como si fuera el campo electromagnético de cualquier objeto con electricidad, pero en los humanos esa energía, la del campo electromagnético personal, expresa la visión mental que tiene el individuo de la vida. Es una expresión del mental, no del espíritu.
Para terminar, ¿qué tengo que hacer para llegar a los cien años con todas las piezas dentales?
(Reflexiona) Estar en paz con quien yo soy… Comprender que quien soy es perfecto, que lo que no va bien es cómo yo veo la vida. Pero el ser humano hace lo contrario, piensa que no está suficientemente bien para sobrevivir, para llegar a lo que quiere. Si quiero conservar mis dientes, que están vinculados a quien soy, tengo que estar en paz con quien soy y acoger todo lo que viene, no estar en lucha ni pensar que tengo que cambiar el mundo o que me tengo que cambiar yo. Estar en paz.
Datos (esto no hace falta ponerlo):
Adolfo Díaz Ubeda
La entrevista se hizo en el hotel Preciados de Madrid el 21/4/2017